lunes, 8 de diciembre de 2014

EL SUR Y EL SUEÑO




La Portada del catalogo 














EL SUR Y EL SUEÑO 


Organiza y produce:
Embajada de Libia en Madrid
Casa Árabe
Exposición:
Mohamed El Faquih Saleh, Embajador de
Libia en Madrid
Elena González González
Francisco Martín Muñoz
Matug Aborawi

Portada:
Acuarela “El sur y el sueño” de Matug Aborawi, 2014

Fotografías:
Yosu Pardo
Antonio Navarro
Francisco Martín Muñoz
Matug Aborawi
Ola Holm
Traducción al castellano:
Anwar Torbey
Mohamed Belazi
José Luis Guerrero
Matug Aborawi
Diseño y maquetación:
Miguel L. Hurtado - www.estudiohurtado.es

Textos:
Embajada de Libia
Mohamed El Faquih Saleh, Embajador de Libia en Madrid
Eduardo López Busquets, Director general de Casa Árabe
Manuel Montalbo, escritor y catedrático de Economía Política UGR
Paco Luis Baños, pintor y profesor titular, UGR
Muftah Al-Amary, reconocido poeta contemporáneo libio
Joélle Drommell, periodista francesa
Khaled Al-Isawi, Agregado Cultural de la Embajada Libia
Martha Littel. Poetisa y psicóloga norteamericana residente en Granada
Sana El Mansury, activista Amazigh Libia
Mansour Boshnaf, escritor contemporáneo libio
Francisco Terrón Ibáñez - Escritor y periodista de Granada
Mohamed Eid Ibrahim, traductor, escritor y poeta egipcio
Ashour Tuibi, médico y poeta contemporáneo libio
David Defries, músico inglés
Arwa Abu Tair, poetisa jordana
Ghadeer Abu-sneineh. Escritora Palestina residente en Nicaragua
Juan García Villar, pintor y profesor Bellas Artes UGR
Jens Moe, psiquiatra noruego
Mohamed El-Assfar. Escritor contemporáneo libio
Zakaria Alhangodi, escritor y periodista libio
Adnan Meatuiq, pintor y crítico de artes plásticas libio
Ossama Annass, pintor y crítico de artes plásticas libio
Matug Aborawi, el autor

Catálogo:
El sur y el sueño, título de Manuel Montalvo, pinturas realizadas entre
2004-14 del pintor libio residente en Granada, España, Matug Aborawi.


Sala de exposiciones:
Casa Árabe
C/ Alcalá, 62. Madrid
www.casaarabe.es

Inauguración:
18 de diciembre de 2014
Depósito legal:
GR. 2398-2014
ISBN:
978-84-697-1752-3





El Sur y el Sueño

Exposición del artista libio Matug Aborawi, que presenta 62 obras entre óleos y acuarelas
Del 19 de diciembre 2014 al 25 de enero 2015 MADRID Salas de exposiciones de Casa Árabe (c/ Alcalá, 62). De lunes a sábados de 11:00 a 15:00 y de 16:00 a 19:30 horas. Domingos de 11:00 a 15:00 horas. Entrada libre hasta completar el aforo.
Casa Árabe y la Embajada de Libia en Madrid organizan la exposición “El Sur y el Sueño” del artista Matug Aborawi, el representante de la plástica libia contemporánea más destacado de nuestro país. Una muestra que reúne su producción artística de los últimos diez años, más de una treintena de cuadros realizados en España.
Las obras de los primeros años inspiradas a su llegada a Granada, están cargadas de espontaneidad y vivos colores. Sin embargo, a medida que nos acercamos a los últimos años, su obra va perdiendo colorido y su pincelada se vuelve más sobria y sintética, consciente de los terribles acontecimientos que han asolado su país.
Matug Aboraw, estudió Bellas Artes en la universidad de Trípoli y tras licenciarse en 1993 se trasladó a España para consolidar su formación académica, obteniendo el título de doctor en pintura contemporánea en la Facultad de Bellas Artes de Granada.

La exposición permanecerá abierta al público del 19 de diciembre de 2014 hasta el 25 de enero de 2015 en horario de lunes a sábados de 11:00 a 15:00 y de 16:00 a 19:30 horas. Domingos de 11:00 a 15:00 horas.



El reportaje sobre de la exposición " EL SUR Y EL SUEÑO" del pintor libio Matoug Aborawi.




FOLLETO DE LA EXPLOSIÓN / CASA ARABE MADRID 
















El artista plástico Matug Aborawi exhibe su obra en Casa Árabe de Madrid



El director general de Casa Árabe, Eduardo López Busquets, el pintor Matug Aborawi 
y el embajador de Libia en España, Mohamed Alfaqeeh Saleh.



La inauguración 18 de diciembre 2014 Casa Arabe Madrid 



23 de diciembre de 2014. 23:48h
E. Guaylupo. 

En Casa Árabe de la capital de España se inauguró el pasado día 18 de diciembre la exposición «El Sur y el Sueño», obra del artista libio Matug Aborawi, evento que contó con la participación del director general de Casa Árabe, Eduardo López Busquets, así como el embajador de Libia en España, Mohamed Alfaqeeh Saleh y del propio autor.

El director de Casa Árabe, dio la bienvenida al artista y le deseo el mejor y mayor de los éxitos profesionales en esta nueva andadura profesional que espera que suscite el interés del público español y que genere también nuevos lazos de amistad con el país mediterráneo. En sus palabras de presentación, también dijo que: para la institución es un acontecimiento importante, porque es la primera vez que se organiza una exposición individual de un artista procedente de este país magrebí. Asimismo continúo afirmando que: España continuará apoyando al pueblo libio y tratará de aunar los esfuerzos internacionales para que los distintos actores involucrados en el conflicto, eviten la polarización política y opten por la negociación y el diálogo. Es nuestro propósito que Libia se estabilice y que se alcance pronto una situación de calma, que permita la reanudación de la vida diaria de millones de libios, a los que hoy más que nunca vemos como nuestros vecinos cercanos.

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A continuación intervino el embajador de Libia en España, Mohamed Alfaqeeh Saleh, quien hizo una mención especial a su compatriota el pintor Aborawi, por haber tenido la suerte de exponer en esta prestigiosa Casa, institución de gran prestigio nacional en la capital de España. Al escuchar al diplomático libio y por la profundidad de sus palabras decidí transcribir integró su discurso para mayor conocimiento de los futuros visitantes a la exposición: Dijo, «No existe método más original o digno que el propio arte como vehículo de comunicación e interconexión creativa entre los humanos, por más que se diferencien entre y en ellos las ideas, los credos y los trasfondos civilizadores». Siguió con su discurso: «Dentro del mismo círculo del arte no existe más digno de acercar y comunicar entre los humanos, más que el lenguaje de la caligrafía, el color y la composición, las cuales sobrepasan todas las letras y las palabras, y se subliman a la diferenciación de los idiomas, porque con su alfabeto y vocablos, es al igual que la música, capaces de cubrir el abismo del silencio y el vacío entre los mortales y los unifica en el reino de los gustos y las sensibilidades». También dijo: «Cierto es que si no podemos articular palabras, no significa que ello nos impide ver. La visión está más capacitada que cualquier otra para hacernos retornar a nuestras primitivas raíces humanas, cuando nuestros predecesores no podían más que abrir los ojos y la boca, y por tanto las almas, en expresión de su profunda sorpresa que no dejaba de sacudir el sentimiento humano al observar con sus propios ojos las maravillas del cosmos, el drama de la vida, la tensión de la existencia y las artes de la naturaleza y los seres vivos». El embajador libio también afirmó que: «Ante esta lujosa mesa visual que Casa Árabe de Madrid, agradecida, nos brinda, con el apoyo y la participación de la Embajada de Libia, nos encontramos hoy, y durante las próximas semanas, con algunas composiciones plásticas con que nos obsequia el artista libio Matug Aborawi, y que resumen su trayectoria artística y creativa a lo largo de los últimos diez años, y que gira en torno a tres ejes fundamentales: Primero: Su impresión y reacción para con la vida granadina. Segundo: La tragedia de aquellos que atraviesan el puente de los peligros y los riesgos hacia el note del Mediterráneo, Y tercero: el reflejo de una de las partes de la difícil y amarga experiencia por la que están pasando los países de la llamada Primavera Árabe.». «Se trata pues, de un viaje con variados horizontes y dimensiones, en los que eclosiona el yo creativo sobre lo vivencial y lo humano. Algunas de esas dimensiones capturan la alegría y la apertura de la vida, y otras se acercan al sufrimiento de las personas que cruzan el tiempo y el lugar al borde del peligro y lo desconocido. Además de eso, el viaje del artista Aborawi refleja un rico desmantelamiento de la experiencia del encuentro y la interconexión entre sus raíces culturales, árabes y libias, su oteo creativo en el ambiente del arte plástico libio, y entre su proyección hacia la riqueza de la cultura española y su fértil composición plástica». La exposición permanecerá abierta al público hasta el 25 de enero de 2015. Calle Alcalá, 62. Madrid


La Preparación y La Inauguración 
Casa Árabe Madrid 2014-15





Entrevista Radio Exterior de España rtve
Emisión en árabe 26/12/14



El Sur y el Sueño
Exposición del artista libio Matug Aborawi, que presenta 62 obras entre óleos y acuarelas

http://www.casaarabe.es/eventos-arabes/show/el-sur-y-el-sueno







Matug Aborawi
Un sueño que se convierte en tragedia

http://www.descubrirelarte.es/2014/12/26/el-sueno-de-matug-aborawi.html




MATUG ABORAWI: HISTORIAS DE NAVEGAR POR LA VIDA


Dialogo. Café y Acuarela sobre Papel.2008 Bruselas 

La primera vez que vi la pintura de Matug Aborawi fue en su pequeño estudio del casco histórico de Granada, cerca de la Universidad. Preparaba entonces parte de lo que sería una de sus últimas exposiciones, “Mis sueños en Granada”, ciudad a la que vino a doctorarse. Era la última etapa de lunos estudios que había iniciado dos décadas antes en la Facultad de Bellas Artes de Trípoli, cerca Al Gharabuli, el pequeño pueblo en el que vino al mundo y que, al igual que Granada, constituye uno de sus puntos de referencia vital y pictórica.
Las playas de su aldea, la vida intensa de Granada, ambos origen y destino de ida y vuelta marcan la existencia de Matug. Hereda de ambos –África, Europa, Mediterráneo- la fuerza creadora y la luz que orienta su carácter, su impulso vital y las historias que han inspirado sus últimas creaciones, al menos desde que lo conozco.
En la última exposición que vi suya –amor, toros, gacelas, caballos, anhelos, pasión, trazo intenso- seguía presente la que es una de sus obsesiones permanentes: el sufrimiento humano, la búsqueda de un mundo más justo. La lucha esperanzada, su pasión comprometida. Su pintura es la lucha y la mezcla de dos paisajes: uno exterior, que vive a diario, que mezcla y confronta con otro imaginario, que es la construcción del mundo a partir de su herencia cosmopolita heredada en las costas de Trípoli.
Para Matug el viaje vital entre Al Gharabuli y Granada es una trayectoria feliz que otros seres humanos sin embargo no han podido realizar, y él no lo olvida. En las puntas de sus pinceles habitan siempre los espíritus de todos aquellos emigrantes de almas, de espacios vitales, de países, de mares, de ideas, de todos aquellos que buscan cambiar de vida como una necesidad urgente, que más que una búsqueda constituyen una huída.
De esa trayectoria pictórica me impactó sobre todo su “Homenaje a los Desaparecidos”, una auténtica elegía a aquellos que escapando de la dura realidad de sus países de decidieron a cruzar el mar para mejorar sus vidas, y encontraron en la muerte el fin de su esperanza. Me impactó su relato de desesperados humanos como sombras sucumbiendo a trágicos finales, “moros sin techo envidiando a los perros domésticos”, que diría el poeta Muftah Al-Amary en su poema Catanzaro.
 Esa preocupación constante por los desheredados del destino es una constante que se vuelve a repetir en otros “desaparecidos”, que también retrata Matug en sus lienzos:  los de las Primaveras Árabes. Gentes de futuro incierto que al igual que los protagonistas de las pateras decidieron cruzar un proceloso mar de  dictaduras y miseria, ocupando plazas y calles de sus ciudades, exigiendo democracia, justicia y condiciones de vida dignas. Y que como los subsaharianos de las pateras, sucumbieron en la mayoría de los casos. Y también, de la misma manera, convertidos en un ítem de crueldad cotidiana anunciada en televisión, como describiría Paco Luis Baños. Y Matug también aquí impide que se olvide, como la voz de una conciencia –la del primer mundo- dormida y todavía lejos del alba.
Si algo nos muestra de manera persistente en sus cuadros Matug Aborawi son momentos para memorizar, despedidas con dolor; colores intensos; personajes abatidos en busca de otra vida real o imaginaria; abstracción de valor, emociones; gentes que navegan contra su destino, que se estrellan contra rompeolas infranqueables; la lucha contra la desesperanza, contra los muros, contra las fronteras y la indiferencia. Sus obras nos hablan con frecuencia de un autor buscando, como sus náufragos, la esperanza entre el cielo y el mar. De su mar Mediterráneo, que es también el mío y el de todos nosotros, que compartimos una manera de construir la vida. Un mar que es también el mismo en el que vio sus primeras luces y jugó las primeras veces con su paleta el joven malagueño Pablo Picasso.


Francisco Terrón Ibáñez
Granada, noviembre de 2014




EL DÍA DEL JUICIO FINAL



Juicio Final. Óleo sobre papel. 70x100 cm. Granada, 2012.

Conocí a Matug de madrugada, al amanecer.
Esa hora especial cuando la noche comunica sus secretos al día nonato, y el cielo se ruboriza.
Antes de que la luz nos ciegue y los sueños se pierdan en las trivialidades del día ordinario.
Creo que fue mi exesposa la que llamó tu atención en el bar La Sabanilla aquella noche.
Poco después nos invitaste a tu casa…

Llegamos a un callejón cerca de Plaza Nueva y entramos en una habitación bastante sencilla.
El aroma del aire evocaba en mí una sensación de mucha virtuosidad y energía.
Por todas partes había dibujos, acuarelas, bocetos…
Como en aquella noche, Matug me parece una persona bastante impaciente, como un animal hambriento,
una pantera, un toro con llamas en su alma, tiene una mirada ardiente que expresa el fuego en muchos de
sus cuadros.
Aunque yo veo a Matug como un rebelde que notoriamente practica el riesgo antes de elegir la seguridad,
pero sobretodo le veo como un hombre sociable y adaptable.
Un ciudadano del mundo, un cosmopolita sin perder el aspecto de su propio origen.
Un ser alegre…un homo ludens sin perder las facetas más serias y profundas de la vida.
Pero también a veces bastante meditabundo.
A menudo inquieto y en movimiento, prefiere andar por las playas donde hay visibilidad a lo largo y ancho,
constantemente tomando notas y dibujos.
Toda su vida esta muy unida a la costa y el mar.
Todos los olores, colores y el horizonte que le une con su propio nacimiento.
No es de extrañar que las pateras se convirtieran en un tema importante para Matug.
Además como africano, Matug dispone de los requisitos previos tanto como artista como ser humano, para
entender y expresar el sufrimiento de estos destinos.
Originalmente mi idea era traer aquí a todos los viajeros, tanto los vivos como los muertos para dar a esta
clausura la atención que se merece.
Como todos podéis entender no ha sido realista.
Como dijo el escritor noruego Henrik Ibsen: “...Ser artista es ejecutar el Día del Juicio Final con uno mismo.
Significa ser honesto con uno mismo, ser autentico, sin piedad.
Tal como yo veo a Matug...

Jens Moe
Psiquiatra noruego amigo del pintor. Granada, 2012.






MATUG MOHAMED I ABDULLAH -ABORAWI-, LA EXPRESION DE LO EVOCADO

La pintura de Matug Aborawi goza de una fuerza expresiva que me incita a reflexionar sobre algunos de los fundamentos de la plástica pictórica, en la que él, como siempre ha demostrado, sabe desenvolverse con total atrevimiento y sinceridad; no obstante, primero me gustaría hacer un

recorrido por las cualidades humanas del pintor. Naturalmente, nuestro amigo Matug es libio de Al Garabulli, -pueblo costero del mediterráneo-, y con el tiempo que lleva entre nosotros lo considero un español de Granada, o quizás, sería más acertado decir que, tanto él como yo, somos y nos sentimos habitantes del mundo. Antes de emitir su primer llanto estuvo cuarenta días en un recóndito estado de quasi-muerte; su corazón latía, pero quizás, su Ser estaba en otro universo paralelo, del cual no quería desprenderse; y, a partir de aquel primer sollozo, auspiciado por la liturgia y los talismanes que debió utilizar el chaman de su tribu; Matug, Al Aborawi, se unió al mundo que hoy compartimos. Ahora, derrocha audacia y frescura en las relaciones que, normalmente, establece con sus amigos y con las personas que conoce. Este sentimiento es algo hermoso y propio del buscador que lleva dentro; porque una de sus múltiples bondades es la de ser un perseguidor de sueños, quizás; porque aún esté latente en él, la visión en la que estaba embelesado antes de ese, su primer suspiro.
Es cierto que Matug disfruta de una vida de pintor que se ha ido construyendo día a día, con esfuerzo y generosidad. Aunque lo conocí por los espacios comunes de la Facultad de Bellas Artes de Granada, nuestra amistad cuajó en aquel tiempo en el que él tuvo la necesidad de leer su Tesis Doctoral. A partir de entonces hemos compartido muchos ratos de reflexión y ocio, ya que, a él como a mí, nos gustan esos placeres mundanos que tanto aportan al fluir del ser y el arte. Así como el amor humano, el talento artístico se nutre de las experiencias que compartimos con otras personas, ya que sin esas vivencias de cooperación o comunicación, el arte estaría despojado de ese contenido trascendental que imprime la comunión con los demás. Efectivamente, la mochila que cargamos día a día de memorias, experiencias, placeres o sinrazones, se convertiría en una pesada carga si no tuviéramos la lucidez suficiente para comprender que ese fardo, realmente no lo necesitamos cuando estamos ensimismados en la creación. Y es así que Matug, cuando se dispone a profanar la tersa blancura del soporte, ocurre que todas las ideas o juicios que ha ido almacenando en su memoria, le sobran; y posiblemente, en ese preciso momento de diálogo con la luz del lienzo, solo necesite acallar los recuerdos guardados, y con un envite de voluntad, olvidar lo andado para adentrarse humildemente en la quietud de su Ser.


Entre tu y yo I. Occidente y Oriente.100cmx100cm.Acrilico sobre tela.2005.Viena


Entre tu y yo II. Occidente y Oriente.100cmx100cm.Acrilico sobre tela.2005.Viena

Si admitimos que la verdad no pertenece a nadie ni tampoco es única; y si reflexionamos sobre las ideas que Goodman expone acerca de la capacidad del ser humano como creador de mundos, que brotan de lo que se dice literal o metafóricamente, de lo que se demuestra y expresa, de las representaciones, descripciones y percepciones y, si, creemos que hay un solo mundo, seguramente, éste estaría compuesto de infinitos mundos y, si por el contrario, fueran infinitos los mundos; entonces, estarían contenidos en uno, que a su vez, quedaría inmerso en otros infinitos mundos. Consecuentemente, a la idea de los mundos propios o simbólicos de Goodman, la obra de Aborawi es otro mundo formado de mundos, y lo cierto es que, los universos que él crea contiene todos esas idas y venidas que el existir nos va poniendo en nuestro continuo caminar. Además, Matug como un soñador de metáforas que es, tiene la cualidad de evocar visiones que una vez interiorizadas, las materializa y convierte en símbolos, figuras, gestos, abstracciones, expresiones, …, seguramente, con la finalidad inconsciente de superar esos miedos que todos tenemos a lo desconocido, o a nuestro propio ideal, correcto o errado. En su pintura no intenta copiar fotográficamente lo que su ojo ve, ni tampoco, personaliza la imagen que le muestra su retina de la cosas o la naturaleza; sino que, su experiencia pictórica se nutre de un continuo inventar que brota de la manera apasionada de abocetar lo fantástico, lo mítico o las utopías que, seguramente, guardó en su ser antes del primer llanto. Como artista, es consciente de la gran distancia que existe entre la idea y la experiencia, y además, sabe que la vida impera sobre el pensamiento, quedando éste, como un simple bosquejo al que le falta entidad y significado, ya que la creación o el acto creativo es el que nos proporciona el goce y el conocimiento profundo de esos mundos soñados.
Las misteriosas manchas, figuras, rostros o animales que pinta Matug con decisión y expresividad, están organizadas dinámicamente en unas estructuras formales, cargadas de suculentas texturas, luces, sombras y pinceladas que flotan sobre el plano pictórico. Su pintura estremece por la franqueza y sencillez con que expresa un mundo imaginario repleto de  enigmáticas masas cromáticas que destilan esencias de un tierra lejana y fantástica en la que se puede intuir sus memorias de africano y mediterráneo. Evidentemente, me sorprende la manera tan rotunda con la que expresa esos elementos simbólicos con los que construye su pintura, utilizando una grafía pictórica contundente y unos recursos matéricos abreviados en su más pura esencia. El primitivismo e intemporalidad de sus figuras humanas, la simplicidad de los animales como el caballo, el burro, la gacela, la cabra, el perro, el gato o el toro; o los elementos abstractos inspirados en la naturaleza del litoral mediterráneo, en la ciudad en la que vive o en los fenómenos atmosféricos que observa como la tormenta, las nubes, el sol, la luna, la sombra, el mar y el cielo,... son como códigos que le sirven para construir unas grafías arábigas, de una gran elegancia; en armonía, con unos caracteres rúnicos, escuetos y palpitantes, que el espectador debe escuchar ya que definen la idea que tiene del mundo y el hombre.


A mi querido amigo, Matug Aborawi

Dr. Juan García Villar
(Pintor, Escultor y Profesor de Pintura de la Universidad de Granada)