lunes, 8 de diciembre de 2014

MIS SUEÑO EN GRANADA



Mis Sueños En Granada Pintura 2005-10
Inauguración 22 de mayo 2014



Banderolas 


La portada del catalogo 








Galería Borges.Buenos Aires. Argentina 22 de Mayo 2014




My Dreams in Granada
By Roula Jardali 
Painting Matug Aborawi 2005-2010
Granada España
Exhibition/ Borges Cultural Center 
Buenos Aires- Argentina  22  May 2014



DE OLEOS, DE SUEÑOS de Manuel Montalvo

Homo mensura



Pocas sentencias dentro de la vastedad del conocimiento provocan tantos sentimientos encontrados: la esperanza contra la desilusión, la insignificancia frente a la grandeza, lo absoluto sobre lo relativo, y sólo son unas cuantas palabras: El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son porque son y de las que no son porque no son.
Con esos tres vértices, el hombre, la medida y las cosas, forman un triángulo de líneas fuertemente soldadas por la inquietud de saber, por las ansias de vivir, determinantes de aquello que sea o se tenga como hombre, ya en su especial singularidad, ya en su infinita pluralidad: el hombre que es hombre en sí y en todos los hombres que representa.
Sea pues, tómese al hombre, a este hombre, a Matug Aborawi, del que sería suficiente agregar: pintor, sin que estorbase agregar que nació en septiembre del año 1967, en la tan próxima y a la vez lejana Libia, en la localidad de Al Garabuli, cerca de la populosa e histórica Trípoli, con el mar como testigo, acaso como el dios Ponto al que se le oye olear  no tan distante como para no sentir sus gemidos orillar rizados de blanco espumaje en la playa.       


                                                        
                                                                                                                    Manuel Montalvo Catedrático de Economía Política en la                                                                                                                                          Universidad de Granada, ensayista y escritor
                                                                                      








Matug es hijo de una familia humilde y numerosa, para la que cada día seguir viviendo es una victoria sobre las estrecheces económicas, sobre la fatiga del trabajo, y más que nada sobre la incertidumbre con que anochecen las gentes que no tuvieron la dicha de echar cimientos sobre la riqueza.
Y no es que sea impedimento, más bien es acicate para seguir luchando, conquistando un día más a la vida que ingrata amanece, y es preciso doblegar a la pura fuerza de querer seguir viviendo, de no rendirse, de querer ser y decir: soy yo, pintor; y estoy aquí, creando pintando, como sucede con Matug, que nació con el sopor de la muerte a la vida.
Durante el tiempo en que el recién nacido esboza una sonrisa o con tierno desconsuelo llora, Matug estuvo callado, sin estremecerse, con un corazón asustado que apenas se atrevía a latir. Luego de muchos días y de aplicarle fuego al cuerpo desmayado de niño, el llanto comenzó a brotar como un misterioso guadiana.
Quiso Prometeo que Matug tuviera el presente que hasta entonces hemos tenido los mortales: la llama del fuego prometeico hizo prender la vida que llevaba adentro Matug. Sobre su carne como apagados rescoldos quedaron sus huellas.
Este es el hombre, su medida es la pintura, de las cosas que no son, de los sueños.














La mirada hacia el oriente: silencio y vacío

Granada es una ciudad de fronteras, cada plaza es límite de otra plaza, una calle barrera de otra, no hay espacios abiertos, puertos francos en donde no haya que sufrir alcabala de envidia, portazgo de rencor. Está encerrada por una muralla, aunque con grandes lienzos derruidos, quedan largos muros que resisten el paso del tiempo como impertérritos guardianes de grandes y desconfiados ojos aduaneros, temerosos de los que entran, de los que salen y de los que permanecen dentro de su contorno carcelero.
Sobre dos colinas se arremolinan como asustadas dos rebaños de casas blancas, entre las que discurren tortuosos callejones de altas tapias, sobre las que se asoman altos cipreses con uniformes verdosos de reo, que se agitan con entrecortado aliento de conciencias cercadas. 
Abajo, cuando la ciudad se hace valle, se alzan torres de iglesias con campanarios que doblan a canto de victoria y amarguras de derrota, tañidos de dos formas de interpretar el mundo: el cristiano y el árabe, que pese al vasallaje del tiempo o sobre sus ruinosos frutos continúan existiendo en enemigo abrazo de dos culturas, y ciertamente los que amigan o enemigan lo hacen abrazados, oliendo el sudor, del otro, padeciendo la fuerza del otro, que también huele el olor ajeno, su hálito y sufre de sus embates. 
Al apagarse el fragor de la lucha, en las largas llanías de la historia de siglos queda una mirada dirigida hacia el oriente para encontrar el silencio antes de que el sol salga y el vacío a su puesta, y se respira el aroma de la decadencia, con su enfermizo festival de los sentidos y su culpable sentimiento religioso, que emergen de la paleta como destellantes pesadillas. 
Aun en los sueños pesarosos, de los que se despierta amordazados por la angustia de su fragmentado recuerdo, no hay nada, sólo ausencias de pasos presurosos por las aceras, de vendavales de enfurecidos motores, de los grandes ojos de cristal de los bares, de ríos de civilizadas aguas y puentes que no unen: son paso seguido a otro ramal de calle, a otro rodal en que los castaños y las acacias cumplen el cautivo deber ciudadano de adornar. 
La realidad ha sido sustituida por la ausencia, al modo que la luz se transforma en sombras, sin que desaparezca el sentimiento de lo ausente, que vívidamente toma una forma cromática para revestir la desnudez de la sutil e inexistente materialidad de los sueños. 
pesadillas. 
Aun en los sueños pesarosos, de los que se despierta amordazados por la angustia de su fragmentado recuerdo, no hay nada, sólo ausencias de pasos presurosos por las aceras, de vendavales de enfurecidos motores, de los grandes ojos de cristal de los bares, de ríos de civilizadas aguas y puentes que no unen: son paso seguido a otro ramal de calle, a otro rodal en que los castaños y las acacias cumplen el cautivo deber ciudadano de adornar. 
La realidad ha sido sustituida por la ausencia, al modo que la luz se transforma en sombras, sin que desaparezca el sentimiento de lo ausente, que vívidamente toma una forma cromática para revestir la desnudez de la sutil e inexistente materialidad de los sueños. 
En aquella apenas esbozada esquina gris asoma la silueta de un gato, que sin oírlo nos apiadamos de sus maullidos rosas y desolados. Por aquella embocadura, iluminada por una relampagueante amarillez, camina un perro perdido que añora la voz de su amo. Y qué hace tan solo en ese oleo aquel triste burrito azulado. Anda desorientado, quizá buscando el cuenco de una mano en la que apagar la sed de caricias. 
A quién llama con encarnados y silentes ladridos aquel otro perro. Parece haber salido de un negro lodazal. Está muy cerca de aquella crepitante hoguera, ¿tendrá frío? A cobijo de las encendidas llamas puede que no retiemble al paso de esas manchas rosadas; que sin pies corren, de esas manchas negras, que sin boca gritan. ¿Son aquellos destellos plateados, plumas de ángeles desahuciados de ausentes cielos? 
Son sueños vivos, de dolor vivo, de escozor de llaga, de sufrimiento descarnado, frutos de herir el rojo hasta el más agudo y último aullido o de ahogar el celeste hasta el paroxismo de un atormentado azul. No son colores disfrazados de desvaídas e hipócritas mezclas. Son lo que son en su pura y natural raíz para representar todos los seres desvalidos que a duras penas resisten, de hombres como sombras errantes, rostros difuminados, heridos por el desconsuelo o la duda, de esos dulces animales merecedores de la mayor piedad y víctimas de toda la crueldad que encierra la vida. 
Sirvan estas palabras de despertar.



                                                   
Video inspired by the paintings of Matug Aborawi work
 done between the years (2006-2008) Granada. Spain.
Edición Fátima Casals 



PLÁSTICA Y PALABRA AMADAS


Las obras que actualmente expone el pintor libio Matug Aborawi, configuran una serie que realizó en Granada durante el periodo 2005-10. Plaza nueva de la ciudad edifica en su mirada un desconocido espacio...
cotidiano lugar insospechado.La temperatura húmeda sigilosamente nocturna,
de cielos profundos y pensamientos independientes trazan los sueños del artista, una
realidad transformada guardada en la mano.
Pasolini camina  por la calle y mientras   Picassoen la fuente habla de la cabra con Goya... Barceló 
al lado de Perez-Villalta dibujan en las fachadas; explanada
pendiente donde África ya posa  en la belleza.Color multiplicado por la luna y la farola, luminaria de perfiles incandescentes, forma que construye el beso en la zoología híbrida del anhelo, puesta en escena de las querencias pavimentadas.
"La historia tiene memoria y la memoria tiene células", "Ya te acepté... mi patria", "Cuanto te quiero", "Bravura", "Diálogo con Chagall en las cuevas de Granada", títulos entre otros... que prologan el sentido pictórico de Matug. Óleo,tinta china o café sobre tela y papel... de gradientes cimbreantes y sustancia libre.

Paco Luis Baños
Pintor y P.T.U. Facultad de Bellas Artes.
Universidad de Granada.








Inauguración Centro Cultural Borges 
Buenos Aires Argentina 22 de Mayo 2014