martes, 5 de septiembre de 2017

MATUG ABORAWI: HISTORIAS DE NAVEGAR POR LA VIDA

Francisco Terrón Ibáñez
Granada, 2014



La primera vez que vi la pintura de Matug Aborawi fue en su pequeño estudio del casco histórico de Granada, cerca de la Universidad. Preparaba entonces parte de lo que sería una de sus últimas exposiciones, “Mis sueños en Granada”, ciudad a la que vino a doctorarse. Era la última etapa de lunos estudios que había iniciado dos décadas antes en la Facultad de Bellas Artes de Trípoli, cerca Al Gharabuli, el pequeño pueblo en el que vino al mundo y que, al igual que Granada, constituye uno de sus puntos de referencia vital y pictórica.


Matug Aborawi En La Playa de Salobreña Granada 2014
Fotografia de Tariq Elmiri

Las playas de su aldea, la vida intensa de Granada, ambos origen y destino de ida y vuelta marcan la existencia de Matug. Hereda de ambos –África, Europa, Mediterráneo- la fuerza creadora y la luz que orienta su carácter, su impulso vital y las historias que han inspirado sus últimas creaciones, al menos desde que lo conozco.

En la última exposición que vi suya –amor, toros, gacelas, caballos, anhelos, pasión, trazo intenso- seguía presente la que es una de sus obsesiones permanentes: el sufrimiento humano, la búsqueda de un mundo más justo. La lucha esperanzada, su pasión comprometida. Su pintura es la lucha y la mezcla de dos paisajes: uno exterior, que vive a diario, que mezcla y confronta con otro imaginario, que es la construcción del mundo a partir de su herencia cosmopolita heredada en las costas de Trípoli.
Para Matug el viaje vital entre Al Gharabuli y Granada es una trayectoria feliz que otros seres humanos sin embargo no han podido realizar, y él no lo olvida. En las puntas de sus pinceles habitan siempre los espíritus de todos aquellos emigrantes de almas, de espacios vitales, de países, de mares, de ideas, de todos aquellos que buscan cambiar de vida como una necesidad urgente, que más que una búsqueda constituyen una huída.De esa trayectoria pictórica me impactó sobre todo su “Homenaje a los Desaparecidos”, una auténtica elegía a aquellos que escapando de la dura realidad de sus países de decidieron a cruzar el mar para mejorar sus vidas, y encontraron en la muerte el fin de su esperanza. Me impactó su relato de desesperados humanos como sombras sucumbiendo a trágicos finales, “moros sin techo envidiando a los perros domésticos”, que diría el poeta Muftah Al-Amary en su poema Catanzaro.



 Esa preocupación constante por los desheredados del destino es una constante que se vuelve a repetir en otros “desaparecidos”, que también retrata Matug en sus lienzos:  los de las Primaveras Árabes. Gentes de futuro incierto que al igual que los protagonistas de las pateras decidieron cruzar un proceloso mar de  dictaduras y miseria, ocupando plazas y calles de sus ciudades, exigiendo democracia, justicia y condiciones de vida dignas. Y que como los subsaharianos de las pateras, sucumbieron en la mayoría de los casos. Y también, de la misma manera, convertidos en un ítem de crueldad cotidiana anunciada en televisión, como describiría Paco Luis Baños. Y Matug también aquí impide que se olvide, como la voz de una conciencia –la del primer mundo- dormida y todavía lejos del alba.

Si algo nos muestra de manera persistente en sus cuadros Matug Aborawi son momentos para memorizar, despedidas con dolor; colores intensos; personajes abatidos en busca de otra vida real o imaginaria; abstracción de valor, emociones; gentes que navegan contra su destino, que se estrellan contra rompeolas infranqueables; la lucha contra la desesperanza, contra los muros, contra las fronteras y la indiferencia. Sus obras nos hablan con frecuencia de un autor buscando, como sus náufragos, la esperanza entre el cielo y el mar. De su mar Mediterráneo, que es también el mío y el de todos nosotros, que compartimos una manera de construir la vida. Un mar que es también el mismo en el que vio sus primeras luces y jugó las primeras veces con su paleta el joven malagueño Pablo Picasso.






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Francisco Terrón Ibáñez
Granada, noviembre de 2014